Cáncer
del cuello uterino |
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El
nombre cáncer engloba un amplio conjunto de enfermedades
que se caracterizan por presentar un grupo de células que crece
fuera de control. Normalmente las células cumplen un ciclo de
vida predecible, con células envejecidas que mueren y nuevas células
que toman sus lugares. Pero en ciertos casos este proceso se
altera y, si el sistema inmune no puede controlarlo, las células
se multiplican sin control formando tumores. Un tumor benigno no
se propaga a otras partes del cuerpo pero, cuando lo hace, ese
tumor primario se considera canceroso o maligno. El cáncer de
cuello uterino afecta al extremo inferior del útero, el cuello
uterino, también denominado cérvix. El carcinoma cervical es
el tercer tipo de cáncer más común en las mujeres. La gran
mayoría de cánceres cervicales son carcinomas de células
escamosas (planas) que revisten el cérvix. El desarrollo de cáncer
de cérvix es gradual y toma años. Las primeras anormalidades
detectables en las células superficiales del cérvix se
denominan displasias, que es un estado anterior a la malignidad.
Ésta podrá evolucionar a cáncer preinvasivo, que sólo se
propaga a las capas más superficiales del cérvix, y
posteriormente se extiende a las capas más profundas y a otros
órganos de la pelvis. |
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No
se conoce una causa, pero se identifican diversos factores que
aumentan el riesgo de este cáncer: la iniciación sexual
temprana (anterior a los 18 años), la multiplicidad de parejas
sexuales y la maternidad antes de los 16 años. También
aumentan el riesgo las infecciones por el HPV (papiloma virus),
HIV y herpes genital. |
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En
su primera fase, el cáncer cervical no presenta síntomas.
Cuando el cáncer comienza a invadir, destruye vasos sanguíneos
que irrigan el cérvix. Esto suele manifestarse en pequeñas pérdidas
entre los períodos menstruales, después de las relaciones
sexuales o después de instalada la menopausia. Descargas
vaginales acuosas, rosadas, amarronadas, con hilos de sangre y
mal olor también son indicativos a tener en cuenta. Si la
enfermedad ha avanzado, puede presentarse falta de apetito, pérdida
de peso, fatiga, dolor de espalda o de piernas. |
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La
realización sistemática de un Pap es muy efectiva en la
detección de células anormales. Este estudio debería
realizarse una vez al año en mujeres sexualmente activas sexual
o a partir de los 20 años en mujeres no sexualmente activas. Si
los resultados del Pap revelan alguna anormalidad, se procede a
realizar una biopsia del tejido extraído durante la colposcopia,
técnica que también permite ver la estructura del cuello del
útero con una lente de aumento. El examen físico del cuello
uterino no suele presentar anormalidades en las primeras etapas
de la enfermedad y sólo cuando ésta ha avanzado puede verse
irregular, agrandado, firme o quebradizo. |
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Las
opciones dependerán de la extensión y tipo del cáncer, de la
edad de la paciente, su estado de salud general y sus
posibilidades de embarazos futuros. La cirugía puede abarcar
desde un procedimiento localizado en casos de carcinomas
superficiales hasta una histerectomía radical (extirpación del
útero y ganglios linfáticos de la pelvis) para los casos de cáncer
invasivo que se ha extendido más allá del cuello. La criocirugía
también puede ayudar en cánceres preinvasivos. Antes y después
de la cirugía, se puede indicar radioterapia o una asociación
de ésta con quimioterapia. |
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